Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
GUERRERO, 12 de febrero de 2017.- En una descripción sorprendente, el viejo político estadunidense Bill Richardson dijo hace cuatro años que el presidente Enrique Peña Nieto concentraba “el carisma de Reagan, el intelecto de Obama y las habilidades políticas de Clinton”.
Eran días en los que avanzaba sin obstáculos el Pacto por México y al presidente se le veía en el mundo como una estrella promisoria en el firmamento de la política internacional.
Tiene “muchísimo carisma, una capacidad para entender rápido los problemas y la humildad para reírse de sí mismo”, escribió el ex gobernador de Nuevo México.
Quién sabe si Richardson sostendría hoy esa generosa opinión, no sólo en relación con los pobrísimos resultados de las reformas estructurales producidas por el pacto, sino sobre todo a la luz del desempeño de Peña Nieto y de su gobierno frente a las amenazas del presidente estadunidense Donald Trump contra el país.
La política asumida por el gobierno de Peña Nieto ante el nuevo gobierno de Estados Unidos está resumida en la frase “ni confrontación ni sumisión”, que suena muy bien en los discursos pero que choca con la actitud notoriamente pasiva que tanto el presidente como su secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, mantienen en los hechos.
Una muestra de ello son las revelaciones que medios serios como la cadena de televisión CBS y el diario The Washington Post hicieron la semana pasada sobre las actividades desarrolladas en la Casa Blanca por Luis Videgaray, quien en un acto insólito y sin precedente habría participado en la elaboración del discurso con el que Donald Trump anunció formalmente hace quince días la construcción del muro fronterizo, en apariencia para suavizar la dureza que caracteriza al mandatario estadunidense.
Videgaray Caso dijo que esa noticia es falsa y que él no intervino en la redacción del discurso, pero el hecho de que deambule confianzudamente por la Casa Blanca junto a su amigo, yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, le resta credibilidad a su desmentido.
Esa sensación de que el gobierno de México no se atreve a enfrentar a Donald Trump, y de que el canciller Luis Videgaray podría hasta estar colaborando con la Casa Blanca, estuvo presente ayer en las dos marchas que se realizaron en la Ciudad de México para hacer patente el repudio de la sociedad mexicana a las políticas estadunidenses contra el país y los migrantes mexicanos.
No hay duda de que el clamor expresado por los cerca de 15 mil manifestantes recoge y refleja el coraje que une a los mexicanos en el rechazo a las demenciales pretensiones de Donald Trump, pero junto a ese clamor se escuchó también otro, destinado a sacudir al presidente Peña Nieto y despertar su “capacidad para entender rápido los problemas”.
Por ahora no está al alcance de México, ni con una marcha cien veces más grande que las de ayer, modificar los planes racistas avalados por la parte del electorado estadunidense que llevó a Trump a la Casa Blanca, pero sí exigir a Peña Nieto que haga honor a su discurso y muestre energía, firmeza y de ser posible creatividad en la ineludible tarea de encabezar al país en la defensa de los intereses nacionales.
Porque hasta ahora, y desde agosto del año pasado cuando invitó a Trump a Los Pinos, el presidente dice una cosa en sus discursos, y hace otra muy diferente en la práctica (y para pruebas ahí están las extrañas y no explicadas actividades de Videgaray en Washington).
En esas circunstancias, la bipolaridad y falta de firmeza que han distinguido al gobierno de Peña Nieto frente a Trump vienen a ser aliados de los objetivos del gobierno de Estados Unidos.
En consecuencia, de nada sirve que la sociedad mexicana se manifieste en las calles contra las políticas del presidente estadunidense, si el presidente mexicano se mantiene paralizado e insensible a las exigencias de las multitudes.
O lo que es lo mismo: el país tiene claridad y arrojo frente a Trump, pero el presidente Peña Nieto no se ha puesto al frente de ese clamor.
Es lo que hace falta y quedó de manifiesto este domingo.
A los lectores: La Agencia Quadratín abrió con generosidad sus puertas a esta columna y partir de esta fecha la entregará a los medios que en gran parte del país se benefician de sus servicios informativos.
Gracias