Una manera de autocuidado es nombrar lo que sentimos: Iveth Luna Flores
María Teresa Cedillo Nolasco
Los conceptos de violencia de género, perspectiva de género, la participación de las mujeres en la política, su incidencia en la administración pública, así como las expectativas de tener por primera vez una presidenta en México, fueron algunos de los temas que especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y del Instituto Tecnológico de Monterrey (ITESM) abordaron en la mesa Las mujeres en la vida política, social y empresarial de México, organizada por ambas casas de estudio, en el marco de actividades de la Feria Internacional del Libro Monterrey, donde la Casa abierta al tiempo es invitada de honor.
La doctora Elsa Muñiz García, investigadora del Departamento de Política y Cultura y del Doctorado en Estudios Feministas de la Unidad Xochimilco de la UAM, indicó en un comunicado que la violencia de género es aquella que se ejerce hacia las mujeres por el solo hecho de serlo”, pero “no creemos que sea desplegada también sobre los hombres y sobre las personas de la diversidad sexual”.
Dos elementos que explican esta violencia se encuentran en un sistema o una cultura de género que ha establecido que las diferencias entre mujeres, hombres y personas de la diversidad se conviertan en desigualdades, es decir, “somos desiguales pero ésta se debe entender en términos jerárquicos, pues hay una supremacía masculina, un androcentrismo” que hace que los varones estén en el centro de todo lo que pasa en la vida pública, social, política y religiosa del país, “y estas desigualdades son el centro de la violencia de género”.
El segundo elemento es el cuerpo de las y los sujetos; “esta corporalidad que ha estado totalmente constreñida en términos del ejercicio de la sexualidad, en particular de las mujeres, ante un conjunto de discursos provenientes de la educación, la religión y la política, los cuales limitan la acción femenina y le asignan funciones respecto de que “siempre están siendo vigiladas por la sociedad y cuando se atreven a transgredir la represión se hace presente”.
La académica señaló que esta cultura de género establece relaciones dicotómicas entre hombres y mujeres “y todas las personas no entran en ella, por lo que se ejerce violencia, que en realidad tiene muchas formas de expresarse. Una de ellas es el discurso muy abstracto y general sobre la violencia y por ello “a veces no sabemos a qué se refiere”.
Es necesario, afirmó, “ver la violencia a la luz de la vida cotidiana” y reflexionar en los actos violentos, aparentemente imperceptibles, que se presentan a diario, “pero que nos constituyen y nos hacen ser lo que somos”, es decir, “las mujeres estamos constituidas, hayamos padecido o no violencia, porque nos condiciona como sujetos y por ello es preciso visibilizarla y hacer que desaparezca, ya que “si violentan a una, nos violentan a todas”.
Al abordar el tema de la perspectiva de género la doctora Estela Serret Bravo, investigadora del Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco, explicó que el concepto es un término presente en la agenda comunicativa del día a día de la sociedad mexicana contemporánea, pero “muchas veces no se sabe bien qué significa”, lo que también ocurre con palabras como feminismo y género que “hay mucho ruido a su alrededor”.
La derecha latinoamericana ha construido toda una idea que bombardea la noción de género “prácticamente como si fuera el jinete del apocalipsis”, por lo que urge entender las ideas de una manera menos ideológica y más serena y productiva, puntualizó.
La teoría feminista “no surgió ayer, sino que es una corriente ético-política nacida en el siglo XVII europeo, de carácter crítico que después se convirtió en un movimiento social y político “extraordinariamente potente” en la historia de la humanidad, expresado en diferentes fases, y “hay millones de mujeres que han luchado no para que hoy tengamos una presidenta de la república, sino para algo tan simple como ir a la escuela; eso lo han conquistado feministas por nosotras”.
La doctora Serret Bravo expuso que la perspectiva de género es, de igual manera, resultado de una lucha feminista de siglos y “lo que nos ofrece es un conocimiento más real sobre el mundo, porque las mujeres somos la mitad de la humanidad, no una mitad separada”.
La profesora sostuvo que se llama perspectiva de género, porque se trata de un enfoque, una mirada, que en primer lugar pretende visibilizar a las mujeres, “iluminar el mundo de manera correcta y poder reconocer que nosotras somos humanidad, no una minoría y que estamos en todos lados y ahí donde no estamos es porque se ha ejercido una acción de exclusión deliberada para evitar que estemos en ese lugar”.
Por su parte, la maestra Xóchitl Pimienta Franco, investigadora del Tecnológico de Monterrey, dijo que después del primer congreso feminista de 1916 “votamos a la primera mujer presidenta de México”, pero “llegar a puestos altos en la administración pública no ha sido fácil y a veces tiene que ver con ir en contra de nosotras mismas”.
Sin embargo, añadió que “en la administración pública federal ya alcanzamos la mitad, pues somos alrededor de 51 por ciento de mujeres, aunque los puestos de mando superior. En direcciones generales, subsecretarías, jefes de unidad, apenas se alcanza el 33 por ciento “y debemos apuntar que en este sexenio que empieza a las 12:00 horas de esta noche habrá menos mujeres”.
La doctora Mariana Gabarrot Arenas, profesora de la Escuela de Humanidades y Educación del ITESM, donde lidera el área de igualdad de género, comentó que los hombres históricamente han estado en lo que se ha llamado el espacio público, es decir, el trabajo y la política, mientras que las mujeres tradicionalmente “nos hemos quedado en el espacio de lo privado, del hogar, del cuidado de los niños, de los ancianos, de la vida en general y por ello las grandes democracias y la ciudadanías se han establecido en la idea de que ellos gobiernan y son ciudadanos y ellas se quedan en casa”.
Es como una división del trabajo, pero en ella se crean desigualdades, y en consecuencia esa idea de que las democracias están hechas de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales, siempre ha sido una ficción.