La salud y la nutrición van más allá del peso
Nuestra historia registra que durante al menos tres periodos después del movimiento de 1910, se han promovido e institucionalizado políticas, estrategias y formas de manifestarse socialmente bajo la ideología del nacionalismo revolucionario en el que fundamentalmente se idealiza y sublimiza lo que consideran los grupos de poder en turno así como los gobiernos que de ellos emanan para sustentar y mantener el estatus quo, los privilegios económicos, las leyes que los sostienen y el control de la sociedad, los medios de comunicación y casi cualquier intento por ser echados de la administración del bien común.Los grupos que obtuvieron con la llamada revolución mexicana el poder, el control y el manejo del País, sustentaron en esa ideología la consolidación de sus regímenes con movimientos y corrientes que incluso permearon al arte, la cultura, las formas de coexistencia en las que por cierto los pueblos y comunidades originarias especialmente de Oaxaca fueron el símbolo de diversas expresiones como el muralismo, la vestimenta de las intelectuales y artistas, los billetes de papel moneda, la música y el sentimiento inducido de sentirse verdaderos mexicanos convirtiéndolos en especímenes de museos, de un pasado glorioso que poco tenía que ver con los descendientes en la vida cotidiana.
En el reciente grupo de poder que ha ascendido en la administración pública, el partido político hegemónico, las tendencias ideológicas preponderantes entre otros aspectos, han ido consolidado una tercera etapa de un renovado nacionalismo revolucionario, sublimando aún más el pasado y el presente de los Pueblos y Comunidades Originarias con expresiones que van desde el reclamo a España y al clero católico por lo que insisten en llamar la conquista de México, pasando por cambiar nombres de calles, colonias, quitar monumentos hasta disfrazarse de guayaberas y vestidos típicos como forma de corporativización e identificación frente a los que consideran adversarios y que no forman parte de lo que autodefinen como “el pueblo”. Dentro de ese contexto definitorio en la reciente administración pasada se catalogó y se sigue catalogando a los mexicanos trabajando legal o ilegalmente en los Estados Unidos de Norteamérica como “héroes” nacionales por los millones e remesas que envían a sus familiares en México, además de ser uno de los tres rubros más importantes que sostienen a la economía nacional presentándolo incluso a esta situación como si fuera un logro de este régimen que los presume en sus informes como logros propios de gobierno.
A pesar que en momentos de contracción y turbulencias de la economía estadounidense estas remesas tienen algunas disminuciones, la tendencia en los últimos años es al alza y cada día la migración aumenta por la falta de oportunidades, pobreza y discriminación que México aplica a la población que menos tiene sin que los gobernantes en turno además e reconocerlo, operen acciones definidas y positivas para que si no se termine esta diáspora obligada, al menos se atempera y no tengan que enfrentar las persecuciones, a los coyotes y al crimen organizado que control los flujos ilegales, así como la aplicación de las leyes vigentes de un país soberano diferente al nuestro con argumentos patrioteros y engañosas de señalarlos como unilaterales. Ahora con el asenso de un liderazgo a la medida de la idiosincrasia e ideología excluyente de una buena parte de los norteamericanos sustentada en el etnocentrismo, la discriminación, el racismo y el cierre de sus fronteras, el grupo en el poder ha redoblado la apología del sentimiento masiosare, de negación ante una realidad no solo esperada sino bastante conocida de los grupos dominantes en el imperialismo y que si por si fuera poco durante el primer mandato del energúmeno presidente actual, lo exhibió, lo operó, lo impuso y nos exhibió como sus peleles y piñata favorita ante el discurso y labia del exmandatario mexicano.
Leyendo entrelíneas parece que el actual grupo en le poder en México quisiera que el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica con todo y su exclusión abdicara de sus prerrogativas y soberanas decisiones por muy equivocadas que nos parezcan más allá de poner en práctica acciones de gobierno que auspicien la inversión legal, con cuidado del medio ambiente y observancia del marco legal vigente, de propiciar el marco jurídico que de certeza a los inversionistas y sustentemos un país más justo y próspero, un México plural y democrático en el que convivamos y coexistamos con respeto a los diferentes: La pobreza, el hambre y la injusticia no se resuelven con ideologíasdemagógicas y patrioteras.
Gerardo Garfias Ruiz