Diferencias entre un estúpido y un idiota
LA COYUNTURA
A Óscar Rodríguez Hernández y Javier Santiago, a caminar juntos.
Los periodistas nos hemos hecho víctimas de las circunstancias y también menos autocríticos. Ambos males, ya nos pasaron la factura.
Los especialistas consideran al periodismo como una profesión de muy alto riesgo, no solo físico, cómo también dentro del rubro de la salud mental. El estrés, dicen, es la base de todas nuestras psicopatologías, entre ellas la depresión y la ansiedad.
Estudios serios afirman que por la naturaleza del ejercicio profesional, estamos expuestos a demasiada información negativa durante mucho tiempo como es la violencia social, los asesinatos, los accidentes, las confrontaciones verbales, las agresiones físicas o virtuales, y a la vez, estamos cercanos al sufrimiento del otro, cómo sucedió durante la cobertura de las catástrofes ambientales o la reciente pandemia del Covid-19. Incluso ya se habla que la violencia vicaria tocó a muchas puertas del gremio.
¿Y eso es todo? por supuesto que no.
Aldara Martitegui y Mar Cabra, excelentes periodistas españolas y fundadoras de The Self-Investigation, una de las más importantes iniciativas sobre bienestar y salud mental para periodistas en Iberoamérica, citan en su curso “Cómo ser periodistas saludables en la era de la hiperconexión”, algunos factores de riesgo como:
Pero la pregunta correcta es ¿cuáles son las carencias básicas del periodista para llegar a estos extremos? Al menos dos.
La primera: vivir y alimentar los mitos.
Durante el curso “Periodistas y salud mental: cómo encontrar el equilibrio”, organizado por Instituto de Tecnología y Sociedad de Río (IST’SRIO) y Meta, la Exjefa de Datos y Tecnología en la multinacional investigación “Panamá Papers”, Mar Cabra, cita algunos:
Y el segundo mito es la “adicción a la rapidez”.
Si antes la exclusividad de la información hacía una de las grandes diferencias entre reporteros y medios, hoy el que “dispara primero” es quién aparentemente gana la noticia, aunque ello signifique imprecisiones o desinformación. Hoy la credibilidad se convirtió en moneda de cambio.
Entonces ¿cuál es el paso a seguir frente a esta realidad?. Parar. Frenar. Replantear y principalmente respirar los nuevos conceptos del periodismo que llaman de “largo aliento”.
La realidad ya rebasó al periodismo y sus periodistas.
Francisco J. Sánchez es especialista en temas de periodismo, comunicación y marketing político.
@jsanchezoax