Prosperidad Empresarial Compartida
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de febrero de 2018.- El nuevo tropiezo geopolítico del presidente Peña Nieto al recibir otro portazo en la Casa Blanca debe de acreditarse al canciller mexicano Luis Videgaray por su mala lectura estratégica de la burocracia del poder en Washington.
Sin ningún indicio real de que el presidente Donald Trump estuviera cambiado su enfoque estratégico hacia México, Videgaray instrumentó un encuentro entre los dos presidentes. Y de nuevo con el mismo mal cálculo que en el 2016 cuando Trump llegó a México a fortalecer su campaña presidencial con su agenda negativa con México.
La intención subyacente en encuentro previsto para esta semana fue motivada por la fase más importante de la negociación del Tratado de Comercio Libre, pero el lado mexicano buscaba mandar un mensaje hacia los mexicanos en pleno proceso electoral: meter a Trump en la campaña del candidato priísta-no priísta José Antonio Meade Kuribreña, pero dando la impresión de que Trump estaría aflojando sus presiones para favorecerlo.
La lectura política de la crisis en la estructura burocrática de la Casa Blanca no midió cuatro datos: Trump estaría sacrificando a su yerno Jared Kushner en la investigación del Rusiagate, desde lejos el supremacista Steve Bannon está manteniendo en Trump su agenda racial, en estos días se realizó en D.C. un congreso del grupo Acción Conservadora donde Trump repitió su discurso sobre el muro y en los últimos días Trump había fortalecido su discurso anti México y a favor del muro.
El problema radica en que Videgaray no es un estratega geopolítico, desconoce en este rubro las relaciones bilaterales y carece de un entorno diplomático que le explique cómo se mueven los hilos de poder en Washington. No había el momento estratégico, ni la preparación del ambiente político, ni nadie pensó en una táctica de comunicación.
El presidente Peña Nieto había aceptado ir a Washington a reunirse con su homólogo estadunidense porque Videgaray le garantizó una entrevista exitosa. Sin embargo, desde finales de agosto del 2016, Trump ha dado indicios de sus comportamientos políticos unilaterales. En aquella ocasión se había comprometido a no hablar del muro y llegó a hablar del muro para meter al presidente de México en el debate.
Trump gana más adeptos cada vez que demuestra que el tema del muro lo tiene dominado la Casa Blanca; en estos días, también, ha comenzado la renovación de una parte del muro, Trump amenazó a California con sacar a la policía migratoria por el refugio a migrantes y la negociación presupuestal de Trump salió victoriosa en el congreso con aprobación de un presupuesto para el muro, pequeña, cierto, pero con ello bastó para demostrar que los congresistas republicanos también han perdido la batalla por el muro.
La agenda mexicana aparece vital en estas horas: el tratado comercial se tambalea, la deportación de migrantes ya es una presión social en México –sobre todo en la zona fronteriza donde se quedan estacionados–, el debate sobre los dreamers está llegando al congreso mexicano y el posicionamiento de López Obrador en las elecciones llevó a Peña a reconstruir alianzas geopolíticas.
Como en el 2016, Videgaray aparece en el centro de la nueva derrota diplomática. En enero de 2017 fue enviado a la cancillería a manejar la relación con Trump porque dijo tener buenas relaciones en la Casa Blanca, pero volvió a fallar.
Política para dummies: El político es el único ser que se tropieza más de dos veces con su misma crisis.
Sólo para sus ojos:
· No deje consultar el sitio www.seguridadydefensa.mx para entender el juego estratégico del poder.
· Mientras el candidato del PRI critica el periodo de intercampañas y el del PAN se defiende con las uñas de las acusaciones, López Obrador se ha posicionado de los medios con declaraciones sin profundidad pero que llenan el ambiente político. Si esas declaraciones en realidad no ponen agenda, sí divierten a los electores y suben los bonos del morenista.
· El único que juega en esa misma cancha de López Obrador es el independiente Jaime Rodríguez, aunque a costa de burlarse de su esposa y darle nivel de caballo. Pero dicen que en un país machista esos desplantes suelen darle bonos políticos.
· Muy grave la crisis de seguridad en la UNAM y muy mala la decisión del rector de esconderse detrás de la autonomía. Esa posición del rector Enrique Graue podría convertir al territorio de la UNAM en una zona franca de refugio de delincuentes. La violencia revela que los grupos criminales han corrompido a la vigilancia privada en CU.
· Famosas últimas palabras: “La bandera no está al revés; el país está de cabeza”: tuitazo del caricaturista Garcí.
http://indicadorpolitico.mx
[email protected]
@carlosramirezh