Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de septiembre de 2020.- La cuarentena que provocó la pandemia cumple medio año en estos días. Muchos hicieron caso, otros por desidia y muchos otros por necesidad, tuvieron que seguir con su ritmo normal.
El reconocimiento para el personal de salud ha sido permanente, y en contraposición tenemos que México es el país donde más fallecimientos se registran a nivel mundial de personal en ese sector. Pero en estos seis meses parece que todavía no acabamos de poner en la balanza el tema económico contra el de sanidad.
Y no es cosa fácil, los millones de empleos que se han perdido van de la mano con los problemas al interior de los hogares, sumado a las notorias desigualdades que brotan en momentos como el regreso a clases donde algunos pueden hacerse de computadores e internet en sus casas, mientras otros recurren a televisión y radio, y unos más a cuadernillos, además de los libros de texto gratuito.
¿Qué hace falta en este momento tan crítico para México?, quizá lo que mejor sabemos hacer pero tampoco podemos plenamente: festejar; ni siquiera el emblemático grito de independencia podemos darlo como acostumbramos.
Pero ya pasamos por eso en día del niño, día de la madre, día del padre, graduaciones y muchos cumpleaños de conocidos y familiares, así que un festejo más bien podemos hacerlo en la intimidad, evitando contagios pues ya hay muchos.
Lo que sí es que el grito de este 2020 debe ser silencioso por fuera pero sonoro por dentro. Necesitamos un grito de unión y esperanza, pero la de verdad, no esa que se vende en los actos políticos o como membrete de partidos, una que nos haga repensar el momento histórico que nos tocó vivir.
Más de uno hemos notado el malestar social que tiene innumerables razones y motivos, más de uno hemos sido testigos de linchamientos mediáticos, celebraciones por actos violentos en contra de ladrones, y más recientemente de un lamentable suicidio de una persona conocida en el medio de los espectáculos, donde pensamos no existen problemas, y esto está muy lejos de la realidad.
Por eso el grito interno debe ser sonoro, debe ser de libertad en medio del encierro que vivimos, debe ser de oportunidad en medio de las barreras en las que estamos, debe ser de respiro en medio de la enfermedad que vivimos.
Las noticias de todo tipo invaden nuestro pensar. Por un lado la saturación de mensajes negativos, donde los expertos nos señalan que incluso podemos ya estar acostumbrándonos desgraciadamente a contabilizar enfermos y fallecidos, o que en medio del shock todavía no palpamos que lo peor está por venir. Como sea, la independencia de México debe celebrarse y ser motivo de felicidad en un momento donde se requiere anhelo, deseo, sueño de mejorar.
@rvargaspasaye