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OAXACA, Oax. 2 de enero de 2022.- Macario Matus: colibrí de esplendorosa pluma, es el título del texto de Irma Pineda con el que la UNAM recordó al escritor juchiteco.
Lo compartimos para sumarnos al homenaje de célebre hombre de letras:
Hablar de la vida de Macario Matus es mejor que comentar sobre su muerte, que tanto duele. El texto que se reproduce a continuación fue publicado en el Istmo oaxaqueño en el 2008, como un pequeño homenaje a la trayectoria de este escritor, orgulloso siempre de ser binnizá.
Irma Pineda
Macario Matus es en mi vida como el agua o como el día. Existe, ha existido siempre. No tuvimos fecha de encuentro, nadie nos presentó con esa formalidad que precede el acercamiento de dos desconocidos que se saludan por primera vez y sin embargo cada día lo descubro y lo reconozco porque cada día inventa algo nuevo, algo que surge de esa imaginación, abundante, terrible, incansable, feroz.
Esa imaginación que heredó de sus antiguos padres, pues como él mismo ha dicho “el pensamiento mítico de los antiguos zapotecas es muy dúctil para el desarrollo y cultivo de la literatura, pues estos se creen hijos de las raíces de los vetustos árboles y de las fieras como el tigre y el lagarto, hijos de los peñascos y de las nubes. Toda esa mitología fantástica ha estado presente en la imaginación de los zapotecas de ayer y hoy para crear una peculiar obra de ficción artística.”
“Poeta, cuentista, periodista, crítico de arte, promotor cultural y erotómano empedernido” como lo define el escritor y periodista Gerardo Valdivieso, Macario Matus nació en Juchitán, el 2 de enero de 1943, en el seno de una familia chegueña (originaria de una zona en Juchitán, conocida como Cheguigo, que literalmente significa “a espaldas del río”, del otro lado del río) y podemos afirmar que hasta ahora es el escritor más prolífico que ha dado el Istmo.
Con una treintena de libros publicados, entre poesía, narrativa, ensayo, teatro, traducciones e invenciones, ha sido también un fuerte impulsor y promotor de la cultura zapoteca, su estancia al frente de la Casa de la Cultura de Juchitan por diez años (1979-1989) favoreció el surgimiento de varias generaciones de pintores, músicos y escritores, que actualmente destacan en nuestro país y en el extranjero.
De Macario ha dicho el poeta Jorge Magariño (Naderías N.7) “es indudable que uno de sus mayores logros es el de haber sacudido al mundillo de la literatura oaxaqueña, de airearlo con la publicación de la afamada colección de poesía Tortuga Transparente, en donde vieron la luz primera los versos de Dionisio Hernández, Esteban Ríos, Enedino Jiménez, Rocío González y Antonio López Pérez.
“Voy de sorpresa en sorpresa con los jóvenes juchitecos que vienen del mar, la noche y las estrellas a la ciudad gigantesca de afanes y peligros”, escribió el poeta Alfredo Cardona Peña en la introducción de Biulú (1969), el primer poemario que publicó Macario Matus, editado en la ciudad de México bajo el cuidado de Víctor de la Cruz y una ilustración en portada de Francisco Toledo.
Macario, como muchos paisanos juchitecos, en su temprana juventud tuvo que emigrar a la ciudad de México para estudiar, de tal forma que en su libro Biulú es evidente la nostalgia por la tierra zapoteca:
¡Oh pueblo, te llevo en mí!
porque me enseñaste en el rumor de los peces
de tu río cansado, a besar la arena mágica
y rodante de tu superficie.
En este primer libro, donde apenas asoma la línea erótica que más tarde lo caracteriza, Macario refleja más la preocupación por el futuro decadente de la humanidad y dice:
Crímenes y más crímenes del mundo.
¡Hasta cuando desaparecerán
tantas manos
y tantos dedos de odio?
Asimismo en otro poema reclama:
Ese hombre que muerde su lengua para callar
los miles de crímenes de este tiempo…
¡Ese hombre, es el hombre moderno!
En la ciudad de México, a finales de los años sesenta (1968-1969), Macario Matus y Víctor de la Cruz -en esa época unidos por una creativa y productiva amistad que duraría muchos años y que dio buenos frutos- se dieron a la tarea de editar una revista, con un nombre poco original pero que daba cuenta de la continuidad del trabajo literario de los zapotecas: NEZA CUBI, en cuyo directorio aparecía como director Macario Matus y como redactor Víctor de la Cruz.
Neza Cubi, como su antecesor Neza, fue un espacio para la literatura, principalmente la producida por los istmeños, así como para difundir las diversas actividades culturales que los paisanos desarrollaban en la ciudad de México y en la propia tierra.
En la década de los setenta, Macario hace caso del llamado de su ombligo y motivado por el creciente movimiento social que se forja entonces en Juchitán a través de la COCEI, este escritor regresa a su pequeña patria y asume una responsabilidad social e intelectual, de tal forma que en sus siguientes publicaciones como Palabra Desnuda, Luto y Memoria, o Negra Canción, a través de la poesía refiere la lucha que da el pueblo juchiteco contra un sistema político y la represión de la que son víctimas niños, mujeres y hombres que alzaron la voz y el puño.
Además de su propia voz, Macario, junto con Francisco Toledo y Víctor de la Cruz, hizo el llamado a otras inteligencias y autoridades intelectuales para solidarizarse con el movimiento social, político y cultural de los juchitecos, de tal forma que Juchitán entonces conoció los rostros y las voces de personajes como Elena Poniatowska, Carlos Monsivais, Eraclio Zepeda, Julio Pliego, Héctor García, por mencionar a algunos.
A la par de su solidaridad con el movimiento popular, Macario Matus continúa con su producción literaria y ya en su libro La Noche de tus muslos, este autor evidencia la carga erótica, de la cual haría su posterior sello distintivo en su trabajo poético y narrativo.
Erotómano por excelencia y con gracia, Macario ha hecho famosa aquella anécdota donde en una exhibición de arte una señora le pregunta: “señor ¿dónde está el tocador de damas?” a lo que el maestro Matus haciendo una gentil reverencia respondió: “humildemente me presento”.
Que haré con el cuenco de mis ojos
si la sombra de su pecho lejos se ha escapado.
Más de mil días guardo su aroma,
el perfume de su sexo
y el olor a hierba mojada
de su generoso pubis alado.
A finales de los ochenta el maestro Macario Matus regresa a la ciudad de México, un tanto por las necesidades educativas de sus hijos y otro tanto decepcionado por las perspectivas culturales y políticas que se asoman en Juchitán. En dicha ciudad se instala y escribe para algunos periódicos de circulación nacional, así como brinda asesorías en materia cultural y trata de darle vida con sus propios medios al Centro Cultural Juchitán, espacio ubicado en la colonia Moctezuma, para las expresiones artísticas de los juchitecos en el Distrito federal y para el intercambio con otras manifestaciones culturales.
Además de cultivar la erotomanía, con sus léperos cuentos y poemas que integran los libros Lemura, Poerótica, Canción de Eros o el Diccionario Erótico, Macario Matus también se ha dedicado a la investigación sobre la historia y la lengua de los binnizá. En el año 2004 publicó la actualización hecha por él mismo (producto de varios años de trabajo) del Vocabulario Castellano Zapoteco de Fray Juan de Córdova de 1578.
Asimismo ha publicado los ensayos Testimonios de la Revolución Mexicana, Mi pueblo durante la Revolución Mexicana, Vida y Muerte en el Istmo de Tehuantepec, Aspectos de la Sexualidad de los Zapotecas de Hoy, La otra Revolución en el Istmo de Tehuantepec, y las Soldaderas del Istmo, además de diversas traducciones al zapoteco. De Macario podemos escribir infinidad de cosas, de anécdotas, pero por ahora sólo decimos ¡Salud Macario!
Y manifestamos nuestro total acuerdo con lo que el maestro Alfredo Cardona Peña alguna vez escribió sobre este autor juchiteco:
Cuando un poeta como él nace, muere el odio del mundo, y es algo que se festeja junto a la aurora.