
La CNTE y la delincuencia: hegemonía de poderes fácticos
–Mami, mañana va a ser el festival del Día de las Madres. ¡Te tengo una sorpresa!
–A ver, dime.
–Pues voy a ser la maestra de ceremonias.
–¡Qué bueno, hija! Te felicito. Tus cualidades has de tener para que te hayan dado ese privilegio. Eso me da mucho gusto.
–Quiero primero darle a todas las madres la bienvenida, y luego les voy a leer este poema que escogí.
–¿De quién es?
–De Rosen Haden.
Si pudiera elegir y pudiera ser otra persona, sin duda elegiría ser la madre de mi madre.
Le daría todos los besos que le faltaron cuando niña.
Le leería todos los cuentos que nunca nadie le leyó.
Cuando la arropara por la noche, le diría con todo mi amor cuánto la quiero.
Le enseñaría que la vida es bella entre los brazos de quien te quiere.
Le compraría manzanas de caramelo, le cantaría muchas canciones y jugaríamos en el suelo.
La peinaría cada mañana antes de llevarla a la escuela.
No tendría que llorar tanto y sería una niña feliz.
Le enseñaría que el amor no es dolor, y lo maravilloso que es despertar cada mañana a su lado.
–Qué bonito está. Les va a gustar mucho. Y creo que hasta te van a felicitar.
–¿Verdad que sí?
La autora es psicóloga especialista en la niñez.
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