Quiénes somos | Cipriano Miraflores
Huajuapan de León, Oax. 30 de septiembre de 2012 (Quadratín).- El noble oficio de relojero actualmente opacado por los adelantos tecnológicos, sobrevive gracias al interés de sectores sociales que conservan la tradición del uso de relojes.
Sin embargo, el surgimiento de productos desechables y de celulares, son el factor principal de la disminución en la labor del relojero en la mixteca oaxaqueña.
Además, cada vez son menos los interesados en darle continuidad al oficio de la relojería en la ciudad, reconoce Efraín Arturo López Alvarado, relojero tradicionalista de la gran Ñudee. La falta de espacios para aprender las técnicas y el aumento en la comercialización de relojes desechables, así como la aparición de celulares, son algunos de los obstáculos. Quienes desempeñan este oficio llegan a atender hasta cinco clientes al día y acumulan 30 piezas para reparar a la semana; sin embargo, en los años 60 recibían hasta 80 clientes diarios, incluso velaban para terminar los encargos, sostuvo.
López Alvarado, inició el oficio de relojero a los 16 años de edad, de mozo, en un taller de joyería de mi pariente Héctor Villarreal, en el número 28 de la calle Madero, en el centro histórico de la ciudad de México, Distrito Federal, aseveró.
Estudió relojería en el instituto denominado Centro Relojero Suizo, en el capital del país, para enseguida desempeñarse como jefe de servicio en la cadena de relojerías Echaniz, así como en la armadora de la cadena Nacional Ensambladora de Relojes S.A. (Nersa) ubica en la misma calle de Madero en el Centro Histórico.
Pese a que la relojería se ha visto afectada desde que el mercado se saturó de relojes que no requieren mantenimiento, las ganancias de un relojero pueden superar los cuatro mil pesos por darle mantenimiento a un reloj fino de marcas como Longines, Eterna Matic, Witnahuer, Mido, Omega, Steelco, Sidney, Courtie, Movado, Hamilton, Rolex, Cartier, Patek, Philippe, Gucci, Tag, Audemars Piaget, entre otros, pero en la mixteca no se usan relojes finos, muy ocasional se miran a personas con un reloj fino, pero nada más, pero no llegan a las relojerías por algún repuesto, por su propia naturaleza, señaló.
Hay opciones para estudiar ó actualizarse en la especialidad en instituciones como el de la Asociación de Relojeros Técnicos Mexicanos (RTM), que tiene sus oficinas en el Centro Histórico en el Distrito Federal, donde se imparten cursos de especialización.
Pero algunos estudiantes no lo hacen por que es un trabajo que exige quebrarte la cabeza, comenta, la mayoría viene a aprender relojería con hobby, se impacientan, creen que no habrá dinero rápido, y son pocos los que terminan la serie de cursos. Pero si de algo estoy convencido es que para un buen relojero, siempre habrá trabajo.
Detalló que la dificultad está en la reparación de los relojes mecánicos, que llegan a tener de 20 a dos mil piezas, si cuentan con calendario, las fases de la luna, repetición de minutos, entre otros. Lo hago porque tengo mucho cariño a los relojes, mis hijos no siguieron este oficio, lo aprendieron en lo mínimo, pero confió en que hay quienes comparten mi pasión, por el noble oficio de relojero, dijo.
Los relojeros de Ñudee, entrevistados coincidieron en señalar que ven una forma de que su oficio sobreviva en la transmisión de las técnicas, que han aprendido a lo largo de varios años, a los jóvenes de vasta región mixteca oaxaqueña.
Indicaron que se necesita el apoyo de alguna institución privada o del gobierno para difundir a la relojería entre las ofertas laborales para la juventud.
Consideraron importante que las secretarías de educación local y federal vuelvan a impartir este oficio en alguna escuela pública, ya que: en la formación de una nueva generación de relojeros está la sobrevivencia de este oficio, concluyeron.
Fotos: Karol Joseph Gálvez López