Diferencias entre un estúpido y un idiota
OAXACA, Oax., 13 de agosto de 2017.- De manera sucinta se puede decir que un partido político es una agrupación de ciudadanos, que gozan de una identidad más o menos semejante, que tienen un objetivo común, una concepción de la realidad convergente, una concepción de futuro por el que deciden luchar.
El partido político así concebido, necesariamente es producto del gobierno representativo, luego entonces, es correa de transmisión entre la sociedad y el gobierno. La magia del partido consiste en volver lo particular en universal, lo individual en general, lo privado en público.
El partido es la presencia de la sociedad en el Estado y en el gobierno.
La institución más representativa de la sociedad en el Estado es el Poder Legislativo, es el nicho de la representación partidista. El partido es la expresión más acabada de la sociedad incluyendo sus contradicciones, su composición, sus conflictos y deseos, sus aspiraciones.
El PRI, por tanto, nació como reflejo de la sociedad mexicana, en primera instancia, una gama de movimientos estatales y regionales, incluso con contradicciones entre esos movimientos. Nació como una sola idea: la realización del proyecto de la Revolución Mexicana.
La unidad de movimientos en torno al proyecto de la Revolución fue la naturaleza del partido. Por tanto, el PRI no nació como voluntad de un grupo de ciudadanos, nació como voluntad de una gesta revolucionaria.
Los enemigos de la Revolución eran los únicos que no tenían el derecho de pertenecer al partido, de aquí nace la famosa expresión académica, tergiversada con el tiempo, de identificar al PRI como partido de Estado, cosa muy diferente de lo que estamos expresando: el PRI no nace como partido sino como el proceso de institucionalización del movimiento revolucionario.
El objetivo del partido se cumplió cabalmente, la Revolución se hizo institucional. México tenía proyecto, tesis, estrategia, principios.
Desde luego, hubo mexicanos que se pronunciaron por la poca eficacia de los logros revolucionarios, otros mexicanos se pronunciaron en contra del rumbo que había tomado la Revolución.
Estos mexicanos se organizaron y le disputaron al PRI el Proyecto Nacional, incluso el partido alentó a estos mexicanos para que se integraran a las instituciones de la Revolución. Segunda consecuencia: el PRI alentó a sus propios sepultureros, la Revolución no podía engullir a sus propios hijos.
Los sepultureros de la Revolución pronto se asoman en la historia nacional, estudian, analizan y adoptan para México las tesis del libro del neoliberal W Lippmann The Good Society, en el año 1940, por los empresarios Luis Montes de Oca, Juan Francisco Urquidi, Gustavo R Velasco. La idea fue combatir las ideas socialistas del gobierno del General Lázaro Cárdenas, pues habría que recordar que dentro de los ideales del partido de la Revolución estaba la lucha por el socialismo.
La institución académica que auspició y auspicia el neoliberalismo en México fue la Asociación Mexicana de Cultura que dio vida al Instituto Autónomo de México, ITAM, hoy centro de formación de los gobernantes mexicanos, desde luego, de los dirigentes del partido, fundada en 1946.
Otra fundación para promover las tesis neoliberales fue el Instituto Cultural Ludwig von Mises, uno de los ideólogos del neoliberalismo, fundado en 1983, por Simón y Carolina Bolívar, el motivo fue manifestarse en contra de la nacionalización de la banca por el Presidente José López Portillo, para mi gusto el último Presidente de la Revolución.
Los señores Bolívar y un grupo de empresarios y banqueros, comenzaron a generar una corriente de opinión a favor de las ideas neoliberales en el ITAM, la Universidad Panamericana, el Tecnológico de Monterrey y en otras universidades
Los políticos principalmente del PRI y del PAN, formados bajo los designios de los ideales neoliberales se han comprometido incondicionalmente al libre comercio interior, a la libre empresa y a la propiedad privada. Han tenido que prometerse a:
a).- nunca más expropiar a los capitalistas y empresarios nacionales o extranjeros;
b).- no se adoptarán políticas fiscales diseñadas para confiscar utilidades de las empresas;
c).- nunca recurrir al control o a la restricción bancaria y no estorbar la transferencia de fondos al extranjero;
d).- no interferir, ni directa o indirectamente, en la administración de empresas privadas que cumplan con la ley.(Guerrero, Omar. El neoliberalismo. Edit. Fontamara, México, 2009).
En esta tercera etapa de la historia del PRI vergonzosamente promueve estas ideas neoliberales sin rubor alguno, renegando de toda conciencia revolucionaria de su pasado. Desde luego, la gran masa de priístas de las llanuras, las costas y de las montañas sufren las consecuencias de la nueva ideología de su partido, obligándose a abandonarlo y buscar nuevos horizontes, fundamentalmente en MORENA.
Ahora en las Asambleas del partido, las butacas no están ocupadas por un campesino de ese sector, sino por un ingeniero agrónomo educado en una universidad neoliberal, tampoco por un obrero, pues su lugar lo ocupa un administrador de empresas formado en el ITAM, mucho menos hallaremos a una mujer enjundiosa de los mercados del sector popular sino por una empresaria comercial. Las butacas de lA 22 Asamblea está ausente la fuerza de los auténticos sectores del antiguo partido revolucionario.
No me puedo imaginar una cuarta etapa de la historia del PRI, sólo se puede esperar que quien traiciona al pueblo muere por inanición.