Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Esta semana es la más importante del año para nuestro querido México porque quedarán establecidos con claridad los nombres de quienes habremos de competir por la presidencia en 2024.
MORENA habrá de confirmar las instrucciones de AMLO para elegir a su abanderado, más bien a su abanderada, después de un espectáculo inútil e intrascendente en el que se gastaron recursos públicos del gobierno federal, de estados y municipios para tratar de convencernos de un proceso democrático que sólo existe en el metaverso en el que vive López Obrador y que no ha servido más que para que sus corcholatas y las corcholatas del PVEM y del PT se paseen por el país sin ofrecer siquiera alguna idea novedosa sobre cómo mejorar el desastre que nos dejan estos cinco años de gobierno, pues sólo tienen permitido hablar de la continuidad de una cuarta transformación que no tiene pies ni cabeza, para no hacer enojar al líder.
En el Frente Amplio la decisión de los tres partidos que lo conforman se decantó ya en favor de Xóchitl Gálvez, en un desenlace que hace apenas unas semanas era impensable.
Tres partidos que no comparten principios ideológicos y que alcanzaron el punto más álgido de sus crisis internas en el 2018, cuando la gente cansada de esperar volteó a ver al flautista de AMLIN que los envolvió en falsas promesas, que se transformaron rápidamente en flagrantes mentiras, para lograr su apoyo.
Tres partidos que pretenden incorporar a la sociedad civil entre sus filas, pero ante la cual no han logrado lavarse la cara ante tanta pillería, tanta corrupción y tanta frivolidad mostrada por quienes, surgidos de sus filas, ocuparon espacios de poder en los años recientes.
Los partidos del Frente Amplio necesitan de la sociedad civil para conservar los espacios de poder por el sólo hecho de conservarlos y no para servir, como debería de ser, o para que sus liderazgos no se vayan a la cárcel como también debería de ser.
El Frente que comenzó “abriendo las puertas a la sociedad” pero que tardó menos en hacerlo dejando en la competencia por unos días solamente a quienes representaban a esos partidos y luego, de repente, todos se bajaron para dejar sola a Xóchitl, en un movimiento que a suena más a instrucción palaciega que a decisión convencida.
Pero el espacio para la sociedad civil, para las personas que no militan ni confían en los partidos, sigue abierto.
Por eso este miércoles me registraré ante el INE para competir como candidato independiente por la presidencia de la República en el 2024.
Los requisitos legales para competir, particularmente las firmas de apoyo ciudadano significan un esfuerzo que estoy más que dispuesto a realizar, porque en todas las regiones que he visitado he encontrado un enorme entusiasmo por apoyar proyectos independientes, fuera de los mezquinos intereses de los dirigentes de los partidos que sólo ven por su beneficio y que dejan de lado su obligación de representar a sus militantes y no de utilizarlos como lo han hecho en los años recientes.
Sólo ante candidatos independientes la ciudadanía volteará a ver la importancia del voto y podrá vencerse al abstencionismo. Los partidos ya demostraron que no pudieron ni con el país ni con la democracia y hay que demostrarles de una buena vez lo que queremos los hombres y las mujeres de bien. Queremos paz, seguridad, crecimiento económico y justicia social.
Hoy convoco a quienes quieren detener la destrucción morenista de México, pero no quieren que regresen los partidos que también en su momento contribuyeron a dar forma al país en el que vivimos, inseguro, con pobreza y desigualdad que en suma ofrece pocas esperanzas a las generaciones que nos siguen; a darle su apoyo a este proyecto de candidaturas independientes y a participar activamente en él. Vamos a construir, juntos, el México que dejaremos a nuestros hijos.