
Quiénes somos | Cipriano Miraflores
Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oax. 03 de noviembre de 2012 (Quadratín).- La histórica botica La Parroquia, farmacia tradicional en el corazón del Ñu ú Vico, Pueblo ó País de las Nubes, fundada en 1865, por Valentín Nicolás Jiménez, de origen Español quien al cumplir cerca de 93 años, tuvo que retirarse de su botica, poco a poco se extingue.
Fatigado y melancólico, recuerda su nieto: estaba parado en el umbral de la puerta, ni dentro ni fuera, y desde ahí se despidió en silencio y cabizbajo del lugar donde toda su vida trabajó infatigablemente.
Por más 70 años sanó a generaciones enteras de aborígenes de esta tierra de la Mixteca oaxaqueña.
Nicolás Jiménez, conocido por los indígenas como doctor, nació en la Madre Patria. Su nombre y su leyenda son el imán que aún atrae a cientos de personas a la última y singular botica La Parroquia que permanece abierta en el corazón de llamado París Chiquito.
Es toda una tradición, quizás lleno de leyendas medicinales, a los viejos boticarios seguramente les da mucha impotencia saber que su noble oficio está agonizando, porque las farmacias históricas, se extingue en la Mixteca, señala con tristeza Jesús Valle Jiménez, nieto de Valentín Nicolás Jiménez, quien permanece desde hace 20 años, al frente del local junto con su familia, y tercero en esta generación.
Hace más de 150 años, que Valentín Nicolás Jiménez, llegó a estas tierras de la Mixteca oaxaqueña, procedente de España e instaló la empresa boticaria La Parroquia, que abrió sus puertas en las esquinas de las céntricas calles de Fray Caldelas y Fray Lucero, junto al templo parroquial de la Asunción, en pleno siglo XIX.
La tradición del oficio en floreciente apogeo, desde entonces hasta nuestros días ha permanecido, aceptable entre la gente de los pueblos de la comarca, pero ya no se come con esto, asegura Valle Jiménez.
Por eso y porque las generaciones de ahora, ya quieren dedicarse de lleno a sus estudios y carreras a fines, ó de plano a otras actividades, de tecnologías de punta, aunque la familia le añora el sentimiento, la tradición, se debe continuar, más por tradición histórica de la botica.
Actualmente permanece de pie, en la misma vieja casona donde iniciase con la noble actividad de boticario el viejo Valentín Nicolás Jiménez. Todos los días están abiertas sus puertas al público y en ocasiones hasta altas horas de la noche, atiende a la clientela que prefiere los medicamentos tradicionales que aquí se expenden.
Las viejas recetas han sido sustituidas por los modernos reactivos. Trabajan con formulaciones que tienen mayor demanda en el segmento de pomadas y fomentos para problemas de la piel, como dermatitis.
Señala Valle Jiménez, que el oficio sucumbe, sobre todo, desde hace tres a cinco años, ante la presión de los laboratorios internacionales, la medicina de patente y las farmacias de cadena, debido a que la Comisión Federal para la Protección contra riesgos Sanitarios (Cofepris), requiere de un área reservada para la preparación de formulaciones botánicas, separada de la farmacia y su consultorio, como lo indican los artículos 58 y 114 del reglamento de insumos para la salud.
Ante ello, explicó los boticarios tlaxiaquenses, decidimos parar de fabricarlos y sólo continuar con la preparación de polvos y ungüentos de formulaciones más simples para afecciones de la piel, aunque tampoco nos deja muchas ganancias, abundó.
HAY DE TODO EN LA BOTICA
Alopáticos, Genéricos intercambiables, Oficinales, Magistrales y Homeopáticos, en cuanto a medicamentos se refiere y en el rubro de medicina, están La tradicional, alternativa-holística, de patente (IV, V, VI), naturista y Fitoterapia. En Insumos: para formulas magistrales, sales, lociones, tinturas, esencias, extractos, pomadas, entre otros, miembro activo de Anafarmex/amiif y bpcm, certificado 2001 por la SSA.
Entre las preparaciones más populares en la época de oro de la botica, estaban el talco de Venecia, que era perfumado con fragancias de grosella o menta, para hacer polvo para enamorar.
Cuenta la leyenda que se esparcían en la palma del interesado, luego él tenía que saludar de mano a su amada para impregnárselos, finalmente, si ella se lavaba las manos y el talco se escurría con el agua, ella estaba enamorada, era muy popular entre la clientela, aseveró.
Era tal la cantidad de utensilios en este antiguo laboratorio, que es difícil fijar la vista, hornillos, cazos, morteros, medidas, pesas, pildoreros, una bascula exacta antiquísima, espatuleros, donde el boticario elaboraba los medicamentos, un viejo librero de fina madera, hay textos antiguos, raros, don Jesús indicó que es una colección de farmacopeas y libros de control con miles de recetas surtidas desde 1865, hasta nuestros días.
El futuro de la botica es incierto
Los pobladores de esta zona de la Mixteca, recuerdan a Valentín Nicolás, siempre servicial y dispuesto a darles un consejo, pero sobre todo curar a los familiares de algún mal, fue un verdadero doctor en el pueblo, ya que gran parte de su tiempo la pasaba en su improvisado laboratorio preparando los más complicados jarabes, ungüentos y polvos.
Todavía, señalaron, permanece ese aire del siglo pasado, cuando llegaban los pacientes del barrio y de pueblos lejanos, cargados en burros o caballos, a intercambiar síntomas y recetas por el medicamento adecuado, tiempos aquellos en que la botica y el boticario tenían que abrir y trabajar desde las cuatro y media de la mañana hasta la media noche para dar abasto con la clientela. La venta superaba más de mil productos diarios, hoy quizás vender 20 medicamentos al día pudiese ser lo máximo, excepcionalmente los días de plaza, es cuando bajan los paisanos a realizar sus compras, sostienen los rurales.
Mi abuelo siempre quiso que la gente que es su gente, pueda ver todos sus tesoros, recetas, utensilios, para que perdure la tradición. Todo esto que ahora esta en cajas o empolvado es la esencia de siglos, de la época de oro de México, y de la nobleza campirana de Tlaxiaco y de la Mixteca, puntualizó Jesús Valle, digno heredero de una gran dinastía.
Fotos: Karol Joseph Gálvez López